reencontré tu mirada
y sin saberlo vino a protegerme
de los malos vientos
de los hombres malos
sentí el roce de tu boca
fugaz artero
fuerte en la palabra de tus ojos
hay un instante de dos extremos
que aparecen y se acuestan para acompañar la soñadera
resguardando de la ponzoña que otros sueltan
entonces entendí / por qué tus ojos
por qué de parto
por qué de principio
decían
de un hilo amante enhebrado